Silencioso pero insiste | texto de sala |

En la Fotografía, el silencio y la quietud son siempre engañosos. Crean una calma ficticia, la ilusión de que el tiempo no transcurre y no hay deterioro. Pero ese tiempo, especialmente en la obra de Gonzalo Maggi, es tensión, espera e inquietud. Es la premonición de un desenlace no inmediato pero en constante generación.

A través de un sistema gestual, Maggi avecina la agitación oculta detrás de un rostro, en un espacio, o disimulada en una acción banal. La seducción de sus fotografías es, tal vez, el engaño mayor. Y la persistencia en el silencio es un ruido insoportable.


Alberto Goldenstein